Hace unos días, una hermana nos escribió un mensaje, diciendo: “Al escuchar a alguien dar testimonio de que el Señor ha venido encarnándose en los últimos días y ha hecho una etapa de obra de juicio y purificación, me sentía perpleja: ‘Ya que Jehová Dios obró y guió al pueblo de Israel mediante el espíritu, ¿por qué cuando el Señor vino, no llevó a cabo la obra de misma manera, sino por medio de la encarnación?’”.
Primero, vamos a leer unos versos: “Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos” (Éxodo 20:18-19).
“Y el Señor descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y llamó el Señor a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. Y el Señor dijo a Moisés: Desciende, advierte al pueblo, no sea que traspasen los límites para ver al Señor y perezcan muchos de ellos” (Éxodo 19:20-21).
Hermanos y hermanas, ¿han encontrado la respuesta en estos versos? ¿Cuáles serán las consecuencias de que cuando nosotros los humanos corruptos nos enfrentemos directamente al Espíritu de Dios? Las escrituras explican claramente, consecuencia número uno, seremos fulminados, consecuencia número dos, cuando el Espíritu obra, nosotros los seres humanos somos incapaces de verlo, y sólo vemos algo como el trueno y el relámpago, etc., así todos entraremos en pánico cayendo en el miedo.
Vamos a leer algunos pasajes de la Palabra de Dios para entender más.
Dios dice: “La salvación del hombre por parte de Dios no se lleva a cabo directamente utilizando el método del Espíritu y la identidad del Espíritu, porque el hombre no puede ni tocar ni ver Su Espíritu, ni tampoco acercarse a Él. Si Él tratara de salvar al hombre directamente utilizando la perspectiva del Espíritu, el hombre sería incapaz de recibir Su salvación. Si Dios no se hubiera vestido con la forma exterior de un hombre creado, no habría forma de que el hombre recibiera esta salvación, pues el hombre no tiene forma de acercarse a Él, igual que nadie podía acercarse a la nube de Jehová. Sólo volviéndose un ser humano creado —es decir, sólo poniendo Su palabra en el cuerpo de carne en el que está a punto de convertirse— puede trabajar personalmente la palabra en todos los que le siguen. Sólo entonces puede el hombre ver y oír personalmente Su palabra, poseer su palabra y, por estos medios, llegar a ser totalmente salvo. Si Dios no se hubiera hecho carne, nadie de carne y hueso podría recibir una salvación tan grande ni se salvaría una sola persona. Si el Espíritu de Dios obrara directamente en medio de la humanidad, la humanidad entera sería fulminada o, sin una forma de entrar en contacto con Dios, Satanás se la llevaría totalmente cautiva”.
“Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra”.
De esto podemos ver que si nosotros los humanos corruptos nos ponemos directamente en contacto con el Espíritu de Dios, tendremos el peligro de ser fulminados y de morir en cualquier momento, porque Él es santo, somos inmundos y corruptos, no podemos ver Su rostro. El fin de que Dios lleve a cabo obra es para salvar al hombre, y si toda la humanidad fuera derribada, ¿Su obra sería la salvación? Por lo tanto, sólo cuando Dios viene entre las personas por medio de la encarnación, se pone en contacto con ellas de manera práctica, comiendo y viviendo juntos con ellas, guiándolas y proveyéndolas, podrán conocer mejor a Él, comprender Sus palabras y recibir Su salvación, y Solo entonces Él podrá lograr el efecto de salvar a las personas, esto es Su gran amor por nosotros la humanidad.
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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.