I
Los que pueden guardar silencio ante Dios
son los que pueden librarse de ataduras
y dejar que Dios habite en ellos.
Los incapaces de guardar silencio ante Dios
son personas disolutas, desenfrenadas,
son totalmente autocomplacientes.
Los que guardan silencio ante Dios
son los devotos que anhelan a Dios.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los que se preocupan por la vida
y la comunión en espíritu.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los sedientos de la palabra de Dios,
los que buscan la verdad.
II
Los que descuidan guardar silencio ante Dios,
que no lo practican, son personas inútiles
totalmente atadas a lo mundano.
No tienen vida, no tienen vida.
Aunque afirmen que creen en Dios, no es cierto,
son palabras vacías fáciles de decir.
A los que guardan silencio, Dios los perfecciona.
Son agraciados con mil bendiciones.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los que se preocupan por la vida
y la comunión en espíritu.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los sedientos de la palabra de Dios,
los que buscan la verdad.
III
Los que no se alimentan de Sus palabras,
no se preocupan por entrar en la vida,
y les importan otros asuntos, son unos hipócritas sin futuro.
El pueblo de Dios está en comunión con Él
y guarda silencio ante Él.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los que se preocupan por la vida
y la comunión en espíritu.
Los que guardan silencio, silencio ante Dios
son los sedientos de la palabra de Dios,
los que buscan la verdad.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
Escuchar más: Canciones cristianas