Todos sabemos que la oración es una forma importante de lograr la obra del Espíritu Santo. Pero en la vida real, debido a problemas de niños, tareas domésticas, cargas pesadas y trabajo, nos ignoramos la oración a menudo y, a veces, incluso hacer la oración es un proceso involuntario, lo que hace que nuestra relación con Dios sea cada vez más lejos.
La Palabra de Dios dice: “Primero se empieza con el asunto de la oración. Se es firme, y se ora a una hora fija. Independientemente de lo apurado que se esté de tiempo, de lo ocupado o de lo que sobrevenga, se ora cada día como algo normal, se come y se bebe las palabras de Dios como de costumbre. Mientras se coma y se beba las palabras de Dios, no importa cuáles sean los entornos, el espíritu está especialmente complacido; tampoco incomodan las personas, los acontecimientos ni las cosas de alrededor. Cuando se contempla normalmente a Dios en el corazón, lo que ocurre fuera no puede molestar. Esto es lo que significa tener estatura”.
“Cuando seas capaz de entregarle tu corazón a Dios, podrás percibir cada movimiento sutil en tu espíritu, y conocerás todo el esclarecimiento y la iluminación recibidos de Dios. Aférrate a esto, y entrarás poco a poco en la senda donde el Espíritu Santo te perfeccione. Cuanto más tranquilo esté tu corazón delante de Dios, más sensible y delicado será tu espíritu, y más capaz será de observar el movimiento del Espíritu Santo; entonces, tu relación con Dios se volverá más y más adecuada”.
La Palabra de Dios nos muestra claramente el camino de practicar, sin importar dónde estemos y en qué ambiente, por ejemplo, en reuniones, prácticas espirituales, un automóvil y trabajo, o andando, siempre y cuando oremos en silencio ante Dios, o extrañemos el amor de Dios, inconscientemente podemos acercarnos a Él.
Si quiere conocer más, por favor lea: Cómo orar efectivamente