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Reflexión del evangelio de hoy | ¿Qué es el verdadero arrepentimiento?

· ESTUDIOS BIBLICOS

El Señor Jesús dijo: “[...] Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Por la palabra del Señor sabemos que para entrar en el reino de Dios, debemos confesarnos y arrepentirnos ante Él. Pero, ¿qué es el verdadero arrepentimiento? El siguiente artículo nos lo explicará y nos ayudará a encontrar la forma correcta de practicarlo.

Wang Wei y tres compañeros de trabajo, Xiaoliu, Ma Tao, y Hu Zhi, se sentaron a estudiar la Biblia
 

Entonces Wang Wei les dijo con una sonrisa: —Mis compañeros de trabajo, el Señor Jesús dijo: “[...] Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). “y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). El Señor nos dijo que para entrar en el reino de Dios, debemos confesarnos y arrepentirnos ante Él. Por lo tanto, debemos saber claramente qué es el verdadero arrepentimiento. Es muy importante para nosotros.
 

Al escuchar esto, Hu Zhi dijo, como quien repite lo obvio: —Creo que, cuando nos presentamos ante Dios con sinceridad, oramos y admitimos nuestros pecados con amargas lágrimas, es arrepentimiento. Mientras hagamos estas cosas con frecuencia, seremos perdonados de nuestros pecados. Cuando el Señor regrese, seremos llevados al reino celestial.
 

Xiao Liu frunció el ceño y replicó: —Durante estos años, oramos todos los días a Dios admitiendo nuestros pecados y las cosas que hacemos que lo ofenden. Sin embargo, de hecho, seguimos cometiendo los mismos pecados a la primera ocasión. ¿Cuenta como verdadero arrepentimiento si vivimos en el ciclo repetido de pecar y reconocer nuestros pecados?
 

Tao vaciló por un momento y dijo: —Con respecto a esta pregunta, una vez la discutí con varios hermanos y hermanas en reuniones de compañeros de trabajo en otro lugar. Creo que aunque a menudo le rezamos al Señor y confesamos nuestros pecados con lágrimas amargas, eso simplemente representa nuestro deseo de confesarnos y arrepentirnos ante el Señor, pero no es un verdadero arrepentimiento. Si realmente nos arrepentimos o no, depende de cómo nos comportemos después. Por ejemplo, un ladrón fue atrapado cuando estaba robando. Aunque admitió su culpa y prometió que nunca volvería a robar, todavía no mostró verdadero arrepentimiento. Necesitamos ver cómo seguirá actuando realmente, si lo volverá a hacer. De la misma manera, aunque siempre confesemos con palabras, si no ponemos en práctica la palabra del Señor y seguimos Su camino, continuamos en el círculo vicioso de cometer y confesar pecados. Esto no es verdadero arrepentimiento. No hemos cumplido con los requisitos del Señor para el arrepentimiento.
 

Wang Wei escuchó atentamente a Ma Tao. Después de oír lo que Ma Tao había dicho pensó por un momento y dijo: —Al escuchar al hermano Ma, no puedo dejar de pensar en la Era de la Ley; David planeó matar a Urías, lo hizo y tomó a su esposa Betsabé por la fuerza, cometiendo un acto de adulterio. Entonces Jehová Dios envió al profeta Natán para transmitirle Sus palabras a David, y hacerle saber su crimen y el castigo que le sobrevendría. A partir de ese momento, la espada nunca se alejó de su casa. David sabía que había violado los mandamientos dictados por Jehová Dios y ofendido Su carácter. Al darse cuenta de esto, lamentó sus acciones y oró a Dios, arrepintiéndose y confesando con toda sinceridad. En sus últimos años, se volvió muy friolento. Entonces, el pueblo de Israel trajo a una chica virgen a su cama para que se uniera a él bajo las sábanas y lo mantuviera caliente. Pero él no se acercó a ella. David no solo admitió su crimen realmente, sino que también tuvo comportamientos reales. Tal testimonio debe ser convincente para las personas.
 

Ma Tao inclinó la cabeza y dijo: —Eso es cierto. El testimonio de la gente de Nínive verdaderamente arrepentida ante Dios también fue registrado en las Escrituras. Cuando el rey de Nínive oyó las palabras de Dios transmitidas por el profeta Jonás: “[...] Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada”, él creyó y obedeció a Dios. Luego dejó a un lado su condición real, se quitó sus vestiduras reales, se cubrió con cilicio y se sentó en cenizas para confesar y arrepentirse ante Dios con su pueblo. Como dicen los registros de la Biblia: “Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua, sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de su ira, y no perezcamos” (Jonás 3: 6-9).
 

En ese momento, Wang Wei dijo emocionado: —Respecto al arrepentimiento de la gente de Nínive, hace algún tiempo, leí un pasaje acerca de eso en un libro. Permítanme leerlo.
Otros dijeron: —¡Está bien!
 

Wang Wei sacó una libreta de su bolsa, la abrió y leyó: “Después de escuchar la declaración de Dios, el rey de Nínive y sus súbditos llevaron a cabo una serie de actos. ¿Cuál es la naturaleza de su conducta y sus acciones? En otras palabras, ¿cuál es la esencia de la totalidad de su conducta? ¿Por qué hicieron lo que hicieron? En los ojos de Dios se habían arrepentido sinceramente, no sólo porque habían rogado a Dios fervientemente y confesado sus pecados delante de Él, sino también porque habían abandonado su conducta malvada. Actuaron de esta forma porque después de oír las palabras de Dios, se asustaron increíblemente y creyeron que Él haría lo que dijo. Ayunando, vistiendo de cilicio y sentándose sobre cenizas, deseaban expresar su disposición a reformarse de sus caminos y refrenar su maldad, a orar para que Jehová Dios contuviese Su enojo, a rogar a Jehová Dios para que se retractase de Su decisión, así como de la catástrofe que estaba a punto de caer sobre ellos. Por medio del examen de todo su comportamiento se puede ver que ya entendieron que sus actos malvados anteriores eran detestables para Jehová Dios y que entendieron la razón por la que Él los destruiría pronto. Por estas razones, todos deseaban arrepentirse completamente, volverse de sus caminos malvados y abandonar la violencia en sus manos. En otras palabras, una vez conocieron la declaración de Jehová Dios, todos y cada uno de ellos sintió miedo en su corazón; ya no continuaron más con su conducta malvada ni cometiendo esos actos aborrecidos por Jehová Dios. Adicionalmente, rogaron a Jehová Dios que perdonase sus pecados pasados y que no los tratase de acuerdo a sus acciones pasadas. Estaban dispuestos a no involucrarse más en la maldad y actuar según las instrucciones de Jehová Dios, para nunca más enfurecer a Jehová Dios. Su arrepentimiento fue sincero y profundo. Vino de las profundidades de sus corazones y no fue fingido, ni tampoco temporal”.

Wang Wei compartió su idea: —Podemos ver en este pasaje que la principal manifestación del verdadero arrepentimiento es que el hombre admita sus pecados y malas acciones se odie a sí mismo por ellos, confesándolos y arrepintiéndose sinceramente a Dios. Además, deben abandonar los actos malvados y actuar de acuerdo con la palabra de Dios a fin de no cometer el mismo pecado oponiéndose a Dios. En el pasado, aunque nos presentamos ante Dios para confesarnos y arrepentirnos, nuestro arrepentimiento simplemente se quedó en palabras, y no nos despreciamos en nuestros corazones. Muchas veces pasamos por la formalidad de pedir el perdón del Señor, y en la primera ocasión pecamos y desobedecemos a Dios otra vez. Esto simplemente no es verdadero arrepentimiento. Dios inspecciona los corazones de las personas. Solo cuando nos arrepintamos verdaderamente podremos obtener la misericordia de Dios y Su favor.
Xiao Liu dijo sinceramente: —El pasaje que lees es muy práctico. Nos dice qué es el verdadero arrepentimiento, lo que puede beneficiarnos mucho. La gente de Nínive pudo arrepentirse verdaderamente ante Dios, abandonar los actos malvados, y nunca cometer delitos o resistirse a Él. Nosotros, en comparación, hacemos los gestos de arrepentimiento, pero nuestros corazones nunca se conmueven. Dios es santo y justo: ¿Cómo podría permitirnos que lo tratemos superficialmente y lo dejemos de lado?
 

Ma Tao asintió con la cabeza y dijo: —Gracias por la orientación de Dios. Cuanto más compartamos a esta cuestión, más clara la tendremos. En nuestras oraciones anteriores, todos los días confiábamos al Señor las cosas que hacíamos que no estaban en línea con Su voluntad, pero no mostrábamos signos de verdadero arrepentimiento, e incluso pensábamos que seríamos salvos por gracia. Si seguimos así, confesando pecados y cometiéndolos nuevamente, ¿podemos ser arrebatados al reino de los cielos cuando el Señor regrese? El Señor Jesús dijo: “[...] En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8: 34-35). Y dice en la Biblia: “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Dios es santo y justo: el que peca no puede entrar en el reino de los cielos. Solo aquellos que desechan su naturaleza pecaminosa y obedecen absolutamente a Dios y son fieles a Él pueden ser dignos de entrar en el reino de los cielos. Dios no tomará a las personas que tienen naturaleza pecaminosa y pertenecen a Satanás en Su reino.
 

Wang Wei continuó diciendo: —Hace un tiempo estuve compartiendo con un hermano. Cuando hablamos de las condiciones para entrar en el reino de los Cielos, de acuerdo con las profecías del Señor Jesús, “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48) y “Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio;” (Juan 16: 8), dijo que aunque hayamos aceptado la salvación del Señor Jesús y nuestros pecados hayan sido perdonados, nuestra naturaleza pecaminosa todavía yace profundamente dentro de nosotros. Para entrar en el reino de Dios, debemos aceptar el juicio que el Señor Jesús hará a Su regreso en los últimos días, para que conozcamos nuestra naturaleza pecaminosa y podamos odiarnos a nosotros mismos por ella. Y entonces podremos abandonar nuestra carne para practicar la palabra de Dios, en obediencia y adoración. Solo de esta manera se puede resolver nuestro carácter corrupto y podemos ser purificados y salvados por Dios. Creo que lo que compartió conmigo tiene mucho sentido, así que quiero invitarlo a que se una a nosotros, ¿están de acuerdo?
Ma Tao y Xiaoliu dijeron juntos: —¡Genial!

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(Traducido del original en inglés al español por Carlos Nogués)

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