Volver al sitio

¿Cuál es la relación entre la obra de Dios de los últimos días y las profecías del libro de Apocalipsis? ¿Cumple la obra de Dios todas las profecías de Apocalipsis?

· LECTURAS DIARIAS

El libro de Apocalipsis dice: “Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro” (Apocalipsis 22:18-19). ¿Cuál es la relación entre la obra de Dios de los últimos días y las profecías del libro de Apocalipsis? ¿Cumple la obra de Dios todas las profecías de Apocalipsis?

La respuesta de la palabra de Dios:

Cuando hayas terminado de leer este libro, cuando hayas experimentado cada etapa de la obra del Dios encarnado en la Era del Reino, sentirás que las esperanzas de muchos años se han realizado finalmente. Sentirás que sólo ahora has visto realmente a Dios cara a cara; sólo ahora has mirado Su rostro, oído Sus declaraciones personales, apreciado la sabiduría de Su obra, y sentido realmente cuán real y todopoderoso es Él. Sentirás que has obtenido muchas cosas que las personas de tiempos pasados nunca han visto o poseído. En esta ocasión, sabrás claramente qué es creer en Dios, y qué es ser conforme a Su corazón. Por supuesto, si te aferras a los puntos de vista del pasado, y rechazas o niegas la realidad de la segunda encarnación de Dios, entonces te quedarás con las manos vacías y no obtendrás nada, y en última instancia serás culpable de oponerte a Dios. Los que obedecen la verdad y se someten a la obra de Dios vendrán bajo el nombre del segundo Dios encarnado, el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la dirección personal de Dios, y adquirirán más verdad y más elevada, y recibirán la vida humana real. Contemplarán la visión que las personas del pasado nunca han visto: “Y me volví para ver la voz que me hablaba. Y cuando había volteado, vi siete candelabros dorados. Y en medio de ellos había uno como el Hijo del Hombre, vestido con ropa hasta los pies y ceñido por encima del pecho con una faja dorada. Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; Y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en Su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16).* Esta visión es la expresión de todo el carácter de Dios, y tal expresión del mismo lo es también de la obra de Dios cuando se hace carne esta vez. En los torrentes de castigos y juicios, el Hijo del Hombre expresa Su carácter inherente hablando palabras, permitiendo que todos aquellos que acepten Su castigo y juicio vean el verdadero rostro del Hijo del Hombre, un rostro que es un fiel retrato del visto por Juan. (Por supuesto, todo esto será invisible para aquellos que no acepten la obra de Dios en la Era del Reino). El verdadero rostro de Dios no puede articularse plenamente usando las palabras del hombre, y por tanto Dios usa la expresión de Su carácter inherente para mostrar Su verdadero rostro al hombre. Es decir, todos los que han experimentado el carácter inherente del Hijo del Hombre han visto Su verdadero rostro, porque Dios es demasiado grande y no puede articularse usando las palabras del hombre. Una vez que este haya experimentado cada paso de la obra de Dios en la Era del Reino, sabrá el verdadero sentido de las palabras de Juan cuando hablaba del Hijo del Hombre entre los candeleros: “Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en su fuerza”. En ese momento, sabrás sin duda que esta carne ordinaria que ha hablado tantas palabras es realmente el segundo Dios encarnado. Y sentirás realmente cuán bendecido eres, y te sentirás el más afortunado. ¿No deseas a aceptar esta bendición?

La primera parte de este libro son las palabras que el Hijo del Hombre pronunció personalmente, después de revelarse a sí mismo de manera oficial. Incluye un rico contenido de varios tipos de declaraciones y de palabras como profecías, la revelación de misterios y el camino de vida. Son predicciones para el futuro del reino, revelaciones de los misterios del plan de gestión de Dios, disecciones de la naturaleza del hombre, exhortaciones y advertencias, juicios severos, palabras de consolación sinceras, hablar de la vida, de la entrada, etc. En resumen, lo que Dios tiene, lo que es, y Su carácter se expresan todos en Su obra y palabras.

de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

El que puede oír, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.* ¿Habéis oído ahora las palabras del Espíritu Santo? Las palabras de Dios han venido sobre vosotros. ¿Las oís? Dios realiza la obra de la palabra en los últimos días, y tales palabras son las del Espíritu Santo, porque Dios es el Espíritu Santo y también puede hacerse carne; por tanto, las palabras del Espíritu Santo, tal como se hablaron en el pasado, son las palabras del Dios encarnado hoy. Hay muchos hombres absurdos que creen que las palabras del Espíritu Santo deberían descender de los cielos a los oídos del hombre. Cualquiera que piense de esta forma no conoce la obra de Dios. En verdad, las declaraciones habladas por el Espíritu Santo son las habladas por Dios hecho carne. El Espíritu Santo no puede hablar directamente al hombre, y Jehová tampoco habló directamente a todo el pueblo, ni siquiera en la Era de la Ley. ¿No sería bastante menos probable que lo hiciera en esta era actual? Para que Dios haga declaraciones para llevar a cabo la obra, debe hacerse carne, o de lo contrario Su obra no conseguirá Su objetivo. Los que rechazan a Dios hecho carne son los que no conocen el Espíritu ni los principios por los que Dios obra. Los que creen que ahora es la era del Espíritu Santo pero no aceptan Su nueva obra son aquellos que viven en una fe confusa. Ese tipo de hombres nunca recibirá la obra del Espíritu Santo. Los que sólo desean que el Espíritu Santo hable directamente y realice Su obra, pero no aceptan las palabras o la obra del Dios encarnado, ¡nunca serán capaces de entrar en la nueva era ni de recibir la salvación completa de Dios!

de ‘¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”

El hombre cree que, después de la crucifixión y la resurrección, Jesús volvió al cielo sobre una nube blanca, y tomó Su lugar a la diestra del Altísimo. De forma parecida, el hombre concibe que Jesús descenderá, de nuevo sobre una nube blanca (esta nube hace referencia a la nube sobre la que Jesús cabalgó cuando volvió al cielo), en medio de aquellos que lo han anhelado desesperadamente durante miles de años, y que llevará la imagen y las vestiduras de los judíos. Después de aparecerse al hombre, le concederá comida, y hará que el agua de vida brote para él, y vivirá en medio de él, lleno de gracia y amor, vivo y real. Y así sucesivamente. Pero Jesús el Salvador no hizo esto; hizo lo contrario de lo que el hombre concibió. No llegó en medio de los que habían anhelado Su retorno, y no apareció a todos los hombres mientras cabalgaba sobre la nube blanca. Él ya ha llegado, pero el hombre no lo conoce, y sigue ignorando Su llegada. El hombre solamente está esperándolo sin propósito, sin saber que Él ya ha descendido sobre una nube blanca (la nube que es Su Espíritu, Sus palabras, todo Su carácter y todo lo que Él es), y está ahora entre un grupo de vencedores que formará durante los últimos días.

de ‘El Salvador ya ha regresado en una “nube blanca”’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de conquista presente es una obra cuyo propósito es hacer obvio cuál será el final del hombre. ¿Por qué digo que el castigo y el juicio de hoy son el juicio delante del gran trono blanco de los últimos días? ¿No ves esto? ¿Por qué es la obra de conquista la última etapa? ¿No lo es precisamente para hacer manifiesto cómo terminará cada clase de hombre? ¿No lo es para permitir a todos, en el transcurso de la obra conquistadora de castigo y juicio, mostrar su verdadera naturaleza y ser clasificados después según su tipo? En lugar de decir que esto es conquistar a la humanidad, podría ser mejor decir que es mostrar cómo acabará cada clase de hombre. Esto es, juzgar sus pecados y mostrar después los diversos tipos de hombre, decidiendo de esta forma si son malvados o justos. Después de la obra conquistadora llega la de recompensar el bien y castigar el mal: las personas que obedecen completamente, los totalmente conquistados, serán colocados en el siguiente paso de la difusión de la obra a todo el universo; los no conquistados serán puestos en las tinieblas y encontrarán calamidad. Así, el hombre se clasificará según su tipo, los hacedores de maldad agrupados con el mal, para nunca más ver la luz del sol, y los justos agrupados con el bien, para recibir luz y vivir eternamente en la luz. El fin está cerca para todas las cosas, el final del hombre se ha mostrado claramente a sus ojos, y todas las cosas se clasificarán según su tipo. ¿Cómo pueden las personas escapar de sufrir esta clasificación? La revelación del final para cada clase de hombre se hace cuando el final está cerca para todas las cosas, y se hace durante la obra de conquista de todo el universo (incluyendo toda la obra de conquista que comienza con la obra presente). Esta revelación del final de toda la humanidad se hace ante el trono del juicio, en el transcurso del castigo, y de la obra conquistadora de los últimos días.

de ‘La verdad interna de la obra de conquista (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios creó a la humanidad, la colocó sobre la tierra y la guió hasta el día de hoy. Él después salvó a la humanidad y sirvió como una ofrenda por el pecado para la humanidad. Al final Él aún debe conquistar a la humanidad, salvar por completo a la humanidad y restaurarla a su semejanza original. Esta es la obra a la que Él se ha dedicado desde el principio hasta el final, restaurando al hombre a su imagen original y a su semejanza original. Él establecerá Su reino y restaurará la semejanza original del hombre, lo que significa que restaurará Su autoridad sobre la tierra y restaurará Su autoridad entre toda la creación. El hombre perdió su corazón que teme a Dios después de que Satanás lo corrompió y perdió la función que debería tener una de las criaturas de Dios, convirtiéndose en un enemigo desobediente a Dios. El hombre vivió bajo el dominio de Satanás y siguió las órdenes de Satanás; en consecuencia, Dios no tuvo manera de obrar entre Sus criaturas, y menos pudo ganar el temor de Sus criaturas. Dios creó al hombre y este debe adorar a Dios, pero el hombre en realidad le dio la espalda a Dios y adoró a Satanás. Satanás se convirtió en ídolo en el corazón del hombre. De esta manera Dios perdió Su posición en el corazón del hombre, lo que quiere decir que Él perdió la relevancia de Su creación del hombre, y para restaurar la relevancia de Su creación del hombre Él debe restaurar la semejanza original del hombre y desechar del hombre su carácter corrupto. Para rescatar al hombre de Satanás, debe salvar al hombre del pecado. Sólo de esta manera puede poco a poco restaurar la semejanza original del hombre y restaurar la función original del hombre y al final restaurar Su reino. La destrucción final de esos hijos de desobediencia también va a ser llevada a cabo con el fin de permitirle al hombre adorar mejor a Dios y vivir mejor sobre la tierra. Ya que Dios creó al hombre, Él hará que el hombre lo adore; ya que desea restaurar la función original del hombre, la va a restaurar por completo y sin ninguna adulteración. Restaurar Su autoridad quiere decir hacer que el hombre lo adore y hacer que el hombre lo obedezca; quiere decir que Él va a hacer que el hombre viva por Él y que perezcan Sus enemigos debido a Su autoridad; quiere decir que hará que hasta la última parte de Él continúe entre la humanidad sin ninguna resistencia por parte del hombre. El reino que anhela establecer es Su propio reino. La humanidad que espera es una que lo adore y lo obedezca por completo y tenga Su gloria. Si no salva a la humanidad corrupta, la relevancia de Su creación del hombre quedará en nada; no tendrá más autoridad entre los hombres y Su reino ya no será capaz de existir en la tierra. Si no destruye a esos enemigos que le son desobedientes, no podrá obtener toda Su gloria ni tampoco podrá establecer Su reino sobre la tierra. Estos son los símbolos de la terminación de Su obra y los símbolos de la terminación de Su gran logro: destruir completamente a aquellos entre la humanidad que lo desobedecen y llevar al reposo a los que han sido perfeccionados. Cuando la humanidad haya sido restaurada a su semejanza original, cuando la humanidad pueda cumplir sus deberes respectivos, guardar su sitio y obedecer todos los planes de Dios, Dios habrá ganado un grupo de personas sobre la tierra que lo adoran y también habrá establecido un reino sobre la tierra que lo adora. Tendrá una victoria eterna sobre la tierra y aquellos quienes se le oponen perecerán por toda la eternidad. Esto restaurará Su intención original al crear al hombre; restaurará Su intención en crear todas las cosas y también restaurará Su autoridad sobre la tierra, Su autoridad entre todas las cosas y Su autoridad entre Sus enemigos. Estos son los símbolos de Su victoria total. En adelante, la humanidad entrará en el reposo y entrará en una vida que sigue el camino correcto. Dios también entrará en el reposo eterno con el hombre y entrará en una vida eterna que compartirán Dios y el hombre. La inmundicia y la desobediencia sobre la tierra desaparecerán como lo harán los lamentos sobre la tierra. Todo lo que sobre la tierra se opone a Dios no existirá. Sólo Dios y esas personas que Él ha salvado permanecerán; sólo Su creación permanecerá.

de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las palabras de Dios se esparcirán entre incontables hogares, serán conocidas para todos, y sólo entonces Su obra se esparcirá por todo el universo. Es decir, si la obra de Dios es esparcirse por todo el universo, entonces Sus palabras se deben esparcir. En el día de la gloria de Dios, las palabras de Dios mostrarán su poder y autoridad. Cada una de Sus palabras desde tiempo inmemorial hasta hoy se cumplirá y se hará verdad. De esta manera, la gloria será para Dios en la tierra, es decir, Sus palabras reinarán en la tierra. Todos los que sean malvados serán castigados por las palabras en la boca de Dios; todos los que sean justos serán benditos por las palabras en Su boca, y todos serán establecidos y hechos completos por las palabras en Su boca. Ni Él mostrará ninguna señal o maravilla; todo se cumplirá por Sus palabras, y Sus palabras producirán hechos. Todos en la tierra celebrarán las palabras de Dios, sean adultos o niños, hombres, mujeres, viejos o jóvenes, todas las personas se someterán bajo las palabras de Dios. Las palabras de Dios aparecerán en la carne y aparecerán vívidas y realistas a las personas en la tierra. Esto es lo que quiere decir que la Palabra se haga carne. Dios ha venido a la tierra principalmente para cumplir el hecho de “la Palabra se hizo carne”, es decir, Él ha venido para que Sus palabras puedan ser emitidas desde la carne (no como en el tiempo de Moisés en el Antiguo Testamento, cuando Dios habló directamente desde el cielo.) Después de eso, cada una de Sus palabras se cumplirá durante la Era del Reino Milenario, se volverán hechos visibles ante los ojos de las personas, y las personas los contemplarán usando sus propios ojos sin la menor disparidad. Este es el significado supremo de la encarnación de Dios. Es decir, la obra del Espíritu se cumple a través de la carne y por medio de las palabras. Este es el verdadero significado de “la Palabra se hizo carne” y “la aparición de la Palabra en la carne”. Sólo Dios puede hablar la voluntad del Espíritu, y sólo Dios en la carne puede hablar en nombre del Espíritu; las palabras de Dios se hacen claras en Dios encarnado, y ellas guían a todos los demás. Nadie está exento, todos existen dentro de este ámbito. Sólo por estas declaraciones las personas pueden llegar a conocer; los que no ganan de esta manera están soñando despiertos si piensan que pueden ganar las declaraciones del cielo. Tal es la autoridad demostrada en la carne encarnada de Dios: hacer que todos crean. Incluso los más venerables expertos y pastores religiosos no pueden hablar estas palabras. Todos se deben someter a ellas y nadie podrá hacer otro comienzo. Dios usará palabras para conquistar el universo. Él hará esto, no por Su carne encarnada, sino por medio de usar las declaraciones de la boca de Dios hecho carne para conquistar a todas las personas en todo el universo; sólo esto es la Palabra se hizo carne, y sólo esto es la aparición de la Palabra en la carne. Tal vez, a las personas les pareciera como si Dios no hubiera hecho ninguna obra, pero Dios sólo tiene que declarar Sus palabras para que las personas se convenzan completamente y para que sean impresionadas. Sin hechos, las personas gritan y chillan; con las palabras de Dios, se quedan calladas. Con toda seguridad Dios logrará este hecho, porque este es el plan de Dios establecido hace mucho tiempo: cumplir el hecho de la llegada de la Palabra a la tierra. De hecho, no hay necesidad de que Yo lo explique, la llegada del Reino Milenario a la tierra es la llegada de las palabras de Dios a la tierra. El descenso de la Nueva Jerusalén del cielo es la llegada de las palabras de Dios para vivir entre los hombres, para acompañar cada acción del hombre y todos sus pensamientos más secretos. Este también es el hecho que Dios cumplirá y la maravillosa escena del Reino Milenario. Este es el plan que Dios estableció: Sus palabras aparecerán en la tierra por mil años, y manifestarán todos Sus hechos, y completarán toda Su obra en la tierra, después de lo cual esta etapa de la humanidad llegará a su fin.

de ‘El Reino Milenario ha llegado ’ en “La Palabra manifestada en carne”