Muchos cristianos se sienten confundidos: Dios es amor y Él es todopoderoso, así que, ¿por qué permite que suframos? ¿Podría ser que nos haya abandonado? Esta pregunta siempre me desconcierta, pero últimamente, a través de la oración y la búsqueda, he obtenido un poco de iluminación y luz. Esto ha resuelto mis malentendidos de Dios y he llegado a comprender que el sufrimiento no es que Dios nos haga a un lado, sino que Dios lo arregla con mucho cuidado para purificarnos y salvarnos. ¡Estas pruebas y refinamientos son la mayor gracia de Dios para nosotros!
Las pruebas y refinamiento son la mayor gracia de Dios
Dios dice: “Y haré pasar por el fuego a un tercio para refinarlo como se refina la plata y probarlo como se prueba el oro. Invocará Mi nombre y Yo lo oiré. Diré: ‘Pueblo mío’. Y este dirá: ‘Jehová es nuestro Dios’” (Zacarías 13:9)*. “He aquí, te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el crisol de la aflicción” (Isaías 48:10). Y en 1 Pedro 5:10, dice: “Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá”.
Podemos ver de las palabras de Dios y de las Escrituras que la voluntad de Dios está en permitirnos sufrir, y es enteramente purificarnos y salvarnos; es un tesoro precioso que Dios nos ha otorgado. Antes de que vengan las pruebas y el refinamiento, todos pensamos en nosotros mismos como personas que defienden el camino de Dios, y algunos de nosotros incluso sentimos que al abandonar, gastar, trabajar y realizar la obra para Dios, sufriendo y pagando un precio, somos completamente considerados con la voluntad de Dios, que somos las personas que más lo amamos, y que somos los más devotos a Él. Creemos que no importa si otro pueda llegar a ser negativo y débil o traicionar a Dios, nosotros nunca podríamos hacer tal cosa. Pero la realidad es que cuando nos enfrentamos a dificultades como perder un trabajo, o dificultades financieras, nos quejamos contra Dios, perdemos nuestra fe e incluso no estamos dispuestos a dedicarnos más a Él. Cuando la desgracia golpea a nuestras familias u ocurre alguna calamidad, todavía podemos quejarnos de Dios porque algo afecta a nuestros intereses personales. Discutimos nuestro caso y peleamos, y en casos graves, traicionamos a Dios y abandonamos nuestra fe. Dios ha declarado en muchas ocasiones que Él requiere que sigamos Su camino, y ha exigido: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Sin embargo, siempre calculamos para promover nuestros intereses carnales, y atesorarlos sobre nuestro amor por Dios. Cuando Dios actúa de acuerdo con nuestras nociones, le damos gracias y lo alabamos, pero cuando no lo hace, desarrollamos malentendidos y quejas acerca de Dios, o incluso lo traicionamos. Esto nos muestra cuán profundamente Satanás nos ha corrompido. Siempre buscamos bendiciones en nuestra fe, que esencialmente está tratando de hacer transacciones con Dios, ¡hacer esto es verdaderamente egoísta, despreciable y totalmente carente de razón! En este punto, podemos obtener una verdadera comprensión de los caracteres satánicos que quieren rebelarse y oponerse a Dios dentro de nosotros, así como cierto discernimiento sobre los motivos y nociones equivocados en nuestra fe. Podemos ver que lo que vivimos está muy lejos de lo que Dios requiere de nosotros, y que somos totalmente indignos de recibir las bendiciones y la aprobación de Dios. Del mismo modo, a través de tales pruebas y refinamiento, podemos experimentar la santidad y la justicia de Dios, y sentir cuántas adulteraciones hay en nuestra fe en Él. Si continuamos creyendo en Él con la intención de buscar bendiciones, sólo haremos que Dios se disguste con nosotros y nos aborrezca. Una vez expuestos a través de las pruebas, podemos ver que nuestra corrupción es demasiado grande y que nuestras deficiencias son demasiadas, y así podemos comenzar a comparecer ante Dios en oración, leer Sus palabras, y luego reflexionar y conocer los lugares dentro de nosotros que no están de acuerdo con la voluntad de Dios. Podemos buscar cómo satisfacer a Dios y ser testigos de Él, e inconscientemente, desarrollamos una relación mucho más estrecha con Dios. Después de esa experiencia, no sólo obtenemos comprensión de nosotros mismos y cierta comprensión del carácter de Dios, también nos volvemos más estables y maduros. Nuestros caracteres impulsivos, arrogantes, egoístas y engañosas son derribadas, y sólo entonces podemos entender verdaderamente que mientras que las pruebas y el refinamiento nos causan un sufrimiento carnal, el fruto que da en nosotros es la salvación y la purificación, que son muy beneficiosas y edificantes para nuestras vidas.
También podemos ver esto por las experiencias de los santos a lo largo de los siglos. Antes de que Dios hiciera uso de Moisés, primero hizo que Moisés fuera moldeado en el desierto durante 40 años. En ese tiempo, Moisés soportó todo tipo de dificultades, no había nadie con quien hablar, y con frecuencia se enfrentaba a bestias salvajes y a un clima duro. Su vida estaba constantemente en peligro. Ciertamente sufrió mucho en un ambiente tan duro. Algunas personas podrían preguntar: “¿No podría Dios haber puesto a Moisés directamente en uso? ¿Por qué tuvo que enviarlo al desierto durante 40 años primero?” En esto encontramos la benevolencia de Dios. Sabemos que Moisés era una persona directa con un sentido de justicia, pero tenía temperamento y tendencia a actuar impulsivamente fuera de su idea de rectitud. Cuando vio a un soldado egipcio azotando a un israelita, golpeó al egipcio en la cabeza con una piedra, matándolo. El temperamento innato y el espíritu heroico de Moisés no estaban de acuerdo con la voluntad de Dios, así que, si Dios lo hubiera usado directamente, habría seguido confiando en estas características en sus acciones y nunca habría sido capaz de completar lo que se le había confiado, liderando a los israelitas fuera de Egipto. Es por eso por lo que Dios hizo que Moisés permaneciera en el desierto durante 40 años, para que fuera más apto para el uso que Dios le iba a dar. En un ambiente tan arduo y hostil, Moisés no sólo oraba y llamaba constantemente a Dios, sino que veía la omnipotencia y el dominio de Dios, y confiaba en Dios para su supervivencia continua. Los elementos temperamentales y naturales de él fueron desgastados, y desarrolló fe genuina y sumisión a Dios. Así, cuando Dios llamó a Moisés a emprender Su comisión, guiando a los israelitas fuera de Egipto, Moisés pudo aceptar y obedecer sin ninguna resistencia, y con la guía de Dios, llevó a cabo sin problemas la comisión de Dios.
También está la historia de Job en la Biblia. Job se sometió a las pruebas sobre sus posesiones siendo despojado de ellas, sus hijos destruidos, y él mismo desarrolló llagas por todo su cuerpo, sin embargo, a pesar de su sufrimiento, nunca pecó con sus palabras; no se quejó de Dios, sino que aceptó todo de Dios dentro de su corazón. También fue capaz de buscar la voluntad de Dios, y finalmente dijo: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21)*, y “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). Confiaba en su fe, temor y sumisión a Dios para decir estas cosas, y así fue testigo de Dios. La razón por la que Job pudo ser testigo a través de tales grandes pruebas fue que creía que Dios gobierna todas las cosas, y que sus pertenencias e hijos le habían sido dados por Dios, así que era el derecho de Dios llevárselos. Como ser creado, debía aceptarlo y someterse. La capacidad de Job de estar en la posición de un ser creado y obedecer incondicionalmente al Creador fue ser testigo de Dios. Más tarde, Dios se le apareció a Job en una tormenta, y Job tuvo la visión de la espalda de Dios y oyó a Dios hablarle con Su propia boca; obtuvo una comprensión genuina de Dios. Job obtuvo una recompensa que nunca habría ganado en un ambiente cómodo, y esta fue la bendición más grande otorgada a Job a través de pruebas y refinamiento. Tal como Job le dijo a sus amigos después de sus pruebas: “[...] cuando me haya probado, saldré como el oro” (Job 23:10).
Esto nos muestra que las pruebas y el refinamiento son en realidad el amor verdadero de Dios por nosotros. Sólo a través de ellos podemos ser purificados y salvados por Dios, convirtiéndonos así en personas que están de acuerdo con la voluntad de Dios. Esta es la razón por la que Dios permite que estas cosas vengan sobre nosotros.
¿Puede la gracia material ayudarnos a crecer en nuestras vidas?
A menudo, nos falta comprensión sobre las buenas intenciones de Dios, y esperamos que las cosas vayan como deseamos. No estamos particularmente dispuestos a someternos a pruebas y refinamiento. En cambio, esperamos una vida totalmente pacífica sin catástrofes en nuestras vidas ni en la de nuestros seres queridos. Queremos que todo salga bien y que disfrutemos de las bendiciones y la gracia de Dios. Pero ¿alguna vez consideramos si un ambiente cómodo puede permitirnos desechar nuestro carácter corrupto? ¿Pueden las bendiciones materiales realmente ayudarnos a conocer el carácter y el ser de Dios? Si sólo disfrutamos de Su misericordia y gracia, ¿puede eso aumentar nuestra fe en Él y permitirnos desarrollar el verdadero amor y la sumisión a Dios? La palabra de Dios dice: “Si sólo gozas la gracia de Dios, con una vida familiar tranquila o con bendiciones materiales, entonces no has ganado a Dios y tu creencia en Dios ha fracasado. Dios ya ha llevado a cabo una etapa de la obra de la gracia en la carne y le ha otorgado al hombre bendiciones materiales, pero el hombre no puede ser perfeccionado sólo con la gracia, el amor y la misericordia. En las experiencias del hombre, este encuentra algo del amor de Dios y ve el amor y la misericordia de Dios, pero después de experimentar por un periodo de tiempo, ve que la gracia de Dios y Su amor y misericordia no pueden hacer perfecto al hombre y no pueden revelar lo que está corrupto dentro del hombre ni tampoco pueden librar al hombre de su carácter corrupto o hacer perfecto su amor y su fe. La obra de la gracia de Dios fue la obra de un periodo y el hombre no puede depender del disfrute de la gracia de Dios para conocer a Dios” (“Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios”).
Las palabras de Dios son cristalinas. Si sólo estamos enfocados en disfrutar de la misericordia y la gracia de Dios, no sólo no podremos ser liberados de nuestros caracteres corruptos, sino que no creceremos en nuestras vidas, y posiblemente ni nuestra fe, amor y obediencia se perfeccionarán. La Biblia dice: “[...] la complacencia de los necios los destruirá” (Proverbios 1:32). Si vivimos constantemente dentro de un ambiente cómodo sin ninguna prueba o refinamiento, nuestros corazones se alejarán gradualmente de Dios y es muy probable que nos depravemos como resultado de nuestra codicia por las comodidades. Viviremos dentro de nuestros caracteres corruptos con nuestros vientres llenos de comida y nuestras mentes vacías de preocupaciones, finalmente sin lograr nada, arruinando nuestras vidas. Es como ser un padre, que siempre miman a su hijo y son indulgentes y tolerantes sin importar lo que haga mal, ¿en qué momento ese niño será capaz de cambiar sus rasgos negativos y madurar? Por lo tanto, un ambiente cómodo no es en absoluto beneficioso para nuestro crecimiento en la vida; por el contrario, nos hará más y más codiciosos para disfrutar de la carne y exigiremos constantemente la gracia y las bendiciones de Dios, volviéndonos cada vez más egoístas, codiciosos, malvados y engañosos. Si queremos escapar de nuestro caracteres corruptos y llegar a ser personas acordes con la voluntad de Dios, no podemos contentarnos con disfrutar de la gracia y las bendiciones de Dios y creer en Dios en un ambiente cómodo, sino que también debemos pasar por más pruebas y refinamientos. Esa es la única manera en que podemos deshacernos de nuestros caracteres corruptos y ser purificados por Dios.
Cómo pasar por las pruebas y refinamientos
La palabra de Dios dice: “Cuando te enfrentes a sufrimientos debes ser capaz de no considerar la carne ni quejarte contra Dios. Cuando Él se esconde de ti, debes ser capaz de tener la fe para seguirlo, para mantener tu amor anterior sin permitir que flaquee o desaparezca. Independientemente de lo que Dios haga, debes respetar Su designio, y estar más dispuesto a maldecir tu propia carne que a quejarte contra Él. Cuando te enfrentas a pruebas debes satisfacer a Dios, a pesar de cualquier reticencia a deshacerte de algo que amas o del llanto amargo. Sólo esto puede llamarse amor y fe verdaderos. Independientemente de cuál sea tu estatura real, debes poseer primero la voluntad de sufrir dificultades, una fe verdadera y tener la voluntad de abandonar la carne. Deberías estar dispuesto a soportar personalmente las dificultades y sufrir pérdidas en tus intereses personales con el fin de satisfacer la voluntad de Dios. Debes tener también un corazón arrepentido por no haber sido capaz de satisfacer a Dios en el pasado, y de arrepentirte ahora. Ni una sola de estas cosas puede faltar y Dios te perfeccionará a través de ellas. Si careces de estas condiciones, no puedes ser perfeccionado” (“Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento”).
La palabra de Dios nos da un camino de práctica. Cuando nos encontramos con dificultades, nuestra actitud hacia la obra de Dios es crítica y está directamente relacionada con si seremos capaces de ser testigos de Dios y ser purificados y salvos por Él. Si nos basamos en caracteres satánicos corruptos y somos codiciosos por las comodidades carnales a través de pruebas y refinamientos, siempre considerando y planeando por nuestros propios intereses, muy probablemente desarrollaremos quejas sobre Dios; lucharemos y nos opondremos a Él, o incluso haremos cosas para rebelarnos o resistir a Dios. Entonces seremos un hazmerreír para Satanás y perderemos por completo nuestro testimonio. Pero si somos capaces de aceptar y someternos a la obra de Dios a través de las dificultades, y buscar la voluntad y los requisitos que Dios nos pide, si podemos abandonar la carne y poner la verdad en práctica, prefiriendo sufrir en la carne y ser testigos de Dios, si podemos experimentar estos ambientes con amor a Dios y el deseo de satisfacerlo, entonces seremos capaces de entender más verdades a través de estas pruebas, nuestros caracteres corruptos pueden ser purificados por Dios, y podremos llegar a ser personas que estén de acuerdo con la voluntad de Dios.
No hace mucho tiempo surgieron algunos problemas en mi familia: mi esposo perdió a su proveedor de nuestro negocio, mi hijo estaba teniendo dificultades en el trabajo y había problemas constantes en los negocios. Estaba muy alterada y deprimida y no podía evitar quejarme ante Dios. Sentí que pasaba todos los días trabajando duro por Dios, yendo a las calles para compartir el Evangelio y exponiéndome a mí misma, así que ¿por qué estas cosas estarían sucediendo en mi familia? ¿Por qué Dios no protegía a mi familia? Durante ese período de tiempo, pasé menos tiempo leyendo las Escrituras y aunque seguí asistiendo a reuniones y trabajando, mi corazón siempre estaba lleno de amargura y no sabía cuál era la voluntad de Dios para mí en ese ambiente.
Entonces, oré a Dios en la búsqueda y leí estas palabras de Él: “¿Cuántos creen en Mí sólo para que los sane? ¿Cuántos creen en Mí sólo para que use Mis poderes para expulsar espíritus inmundos de sus cuerpos? ¿Y cuántos creen en Mí simplemente para recibir de Mí la paz y el gozo? ¿Cuántos creen en Mí sólo para demandar de Mí más riqueza material y cuántos creen en Mí sólo para pasar esta vida con seguridad y para estar sanos y salvos en el mundo por venir? ¿Cuántos creen en Mí sólo para evitar el sufrimiento del infierno y recibir las bendiciones del cielo? ¿Cuántos creen en Mí sólo por una comodidad temporal, pero no buscan obtener nada en el mundo por venir? Cuando hice descender Mi furia sobre el hombre y le quité todo el gozo y la paz que originalmente poseía, el hombre se volvió confuso. Cuando le di al hombre el sufrimiento del infierno y recuperé las bendiciones del cielo, la vergüenza del hombre se convirtió en ira. Cuando el hombre me pidió que lo sanara, pero Yo no le respondí y sentí aborrecimiento por él, el hombre se apartó de Mí y buscó el camino de los doctores brujos y de la hechicería. Cuando le quité al hombre todo lo que me había exigido, desapareció sin dejar rastro. Por lo tanto, digo que el hombre tiene fe en Mí porque doy demasiada gracia y tiene demasiado que ganar” (“¿Qué sabes de la fe?”).
No pude evitar llorar al leer la palabra de Dios: me abatieron y sentí dolor, así como vergüenza. Vi que mi perspectiva de la fe estaba equivocada, y que era sólo para buscar bendiciones y gracia. Cuando Dios me bendijo, salí con entusiasmo y compartí el Evangelio y me dediqué y no temí ni dificultades ni sentí agotamiento. Pero cuando las dificultades surgieron en mi familia, comencé a vivir en debilidad y negatividad, desarrollando quejas acerca de Dios y culpándolo por no proteger a mi familia. Puse una pared contra Dios en mi corazón. Tuve que hacer un examen de conciencia, preguntándome: “Mi arduo trabajo no es para pagar el amor de Dios, sino que es sólo a cambio de las bendiciones de Dios, ¿no es eso realizar una transacción con Dios? ¿Cómo podría ese tipo de fe, llena de motivaciones incorrectas y adulteraciones, obtener la aprobación de Dios? Estaba constantemente respirando en el aliento dado por Dios, disfrutando del sol y la lluvia que creó, y viviendo de las bondades de la tierra hechas por Él, pero no tenía pensamientos de pagarle a Dios por nada. En cambio, acababa de hacer demandas constantes de Dios. ¿No es eso completamente carente de razón? Sólo entonces vi lo odioso y despreciable que es ese tipo de fe en Dios: yo no estaba absolutamente de pie en la posición de un ser creado en adoración a Dios. También llegué a entender que, para ser obediente a Dios, primero tenía que estar en la posición de un ser creado, y no importa lo que hiciera el Creador, ya sea que diera o que quitara, tenía que obedecer y someterme sin argumentar mi caso. Sólo esa es la clase de razón que un ser creado debe poseer. Cuando entendí la mente de Dios, resolví ante Dios que no importaba lo que sucediera en las situaciones de trabajo de mi esposo o de mi hijo, debería estar dispuesta a someterme a las orquestaciones y arreglos de Dios y no quejarme de Dios. Una vez que me di cuenta de todo esto me sentí mucho más libre y poco a poco salí de mi estado negativo. Ya no estaba perturbada ni limitada por estos problemas, sino que era capaz de trabajar con calma y dedicarme para el Señor.
Esta experiencia realmente me mostró lo increíblemente beneficiosos que son las pruebas y el refinamiento para nuestro crecimiento en la vida. A pesar de que sufrimos un poco a través de ellos, cosechamos tesoros muy preciados en la vida, y nuestra fe y amor por Dios crecen. Estoy segura de que todos los hermanos y hermanas que buscan obtener la aprobación de Dios ahora entienden las intenciones sinceras de Dios y ya no tienen malentendidos sobre Él, y que podrán enfrentar cualquier dificultad, imperturbables. En cualquier prueba o cosa indeseable que enfrentemos en el futuro, que nos calmemos a nosotros mismos ante Dios y busquemos Su voluntad y busquemos la verdad. ¡De esta manera podemos experimentar las bendiciones que Dios nos ha traído a través de las pruebas y refinamiento! ¡Gracias a Dios!
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